Se puede afirmar que en la mayoría de ocasiones no sabemos lo que pasa en la mente del bebé entre uno y dos años, por ello, cada persona reacciona de manera diferente ante el llanto del niño. Actualmente se está descubriendo que para que no se produzcan problemas mentales, delincuencia y violencia, es importante ocuparse de los bebés desde su nacimiento. Muchos estudios afirman que los trastornos de la personalidad en edad adulta se deben a las consecuencias de primera infancia. La amígdala, órgano encargado de la respuesta de satisfacción y miedo, se encuentra muy acelerada y los niveles de cortisol del metabolismo son muy altos, ocasionando que las partes cerebrales que pueden ayudar a controlar el estrés estén inactivas.
Los niños son tan indefensos y tardan tanto en madurar debido a la eterocromía, esto significa que, por una parte que los humanos caminemos ergidos ha supuesto un cambio físico de la mujer. La nueva posición recta de su pelvis originó un estrechamiento en el aparato reproductor. Y por otro lado, la grandeza del cerebro humano obliga al nacimiento prematuro de los niños, debido a que si se desarrolla en plenitud no cabria en la cadera de la madre a la hora del parto.
Según la psicoterapeuta Sue Gerhardt desde el nacimiento hasta
los tres años de vida se desarrollan muchos sistemas importantes en el cerebro,
especialmente aquellos que permiten gestionar las emociones. Por ello, para que un adulto sea realmente independiente ha debido de
ser un bebé dependiente.
Para que un bebé no muestre ninguna problemática a lo largo del tiempo, es necesario que no llegue a estresarse demasiado, puesto que, no es capaz de gestionar esta sensación por sí mismo y por ello, depende de los adultos para calmarse. Un bebé necesita a
alguien que lo cuide y lo atienda en todo momento para no sentirse desprotegido ya que, el solo hecho de sentirse alejado del adulto le produce miedo a no poder sobrevivir por él mismo.
Según algunos estudios el dolor es necesario para sobrevivir, puesto que produce una reacción en el cuerpo, una respuesta ante un daño. Pero ese dolor solo existe en el
cerebro, por lo tanto, un bebé puede llegar a sentir el dolor de manera mas fuerte que cualquier adulto y llegar a causar una huella en el sistema central del bebé imposible de borrar.
Para gestionar el estrés de un bebé, algunas de las acciones más importantes para su desarrollo son: el tacto, el contacto visual, las caricias, etc. Todas estas acciones hacen sentirse al niño protegido y querido, produciendo un mejor desarrollo emocional, social y cognitivo.
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