Consumir significa gastar y destruir, el ser humano es una persona consumidora desde su nacimiento, puesto que, gasta energía del medio natural para cubrir sus propias necesidades. Es cuando consumimos de forma masiva cuando entramos en lo que se conoce como consumismo y lleva consigo un grave impacto sobre la naturaleza.

En multitud de ocasiones gastamos productos de los cuales no sabemos nada, no somos conscientes de cuanto tardan en producirse, ni cuanto tardan en degradarse. Antiguamente se fabricaban productos para no romperse y que duraran mucho en el tiempo pero, en la actualidad se busca la fecha de caducidad del producto para tener que comprar otro nuevo. Este tipo de economía produce que generemos un elevado porcentaje de contaminación sin darnos cuenta de que por ejemplo, una botella de cristal, que podemos utilizar en un tramo de tiempo de una hora, si no es reciclado correctamente tarda 4000 años en degradarse, siendo uno de los materiales con mayor probabilidad de ser reutilizado si se tira en el contenedor indicado.

Una de las principales causas del actual consumismo es la publicidad, servicio imprescindible para todas las empresas. La publicidad está creada para captar y convencer al cliente de que necesitan ese producto, porque es más nuevo, más barato, más útil, más bonito, etc. Es un engaño como otro cualquiera que atrae nuestra atención y que para ello utiliza frases o eslogans pegadizos que se mantienen en nuestro pensamiento de forma fácil y rápida. La publicidad manipula nuestras decisiones, por ello, es importante tener en cuenta que tipos de necesidades existen:
- Las necesidades verdaderas: vitales (alimentación, vivienda, vestido)
- Las necesidades falsas: determinadas por fuerzas sociales y culturales, aquellas que "supuestamente" nos aportan felicidad.
Otro aspecto importante que debemos tener en cuenta es el precio de los productos. Actualmente, cuanto vas a comprar intentas encontrar lo más barato pero, detrás de ese coste tan económico se encuentra una mano barata que casi no gana con su trabajo ni para comer.
Por último, también se ha de tener en cuenta que, sale más económico comprar productos de fuera del país que del propio pero, su transporte lleva consigo una contaminación de dióxido de carbono más elevada. Por ello, es imprescindible hacer una valoración y ser conscientes de sí realmente merece la pena o no la destrucción masiva que se está generando en el planeta o pagar un poco más por el producto y ahorrar en otro tipo de recursos más beneficiosos para el medio ambiente.
Comentarios
Publicar un comentario